68% de las mujeres ha fingido un orgasmo, ¿y tú?

Las mujeres fingen un orgasmo por diferentes razones, sobre todo, por acrecentar el placer ajeno.

Según una reciente investigación de la Universidad de Kansas, el 68 por ciento de las mujeres (en el mundo) ha fingido en alguna ocasión un orgasmo. Y sí, admítelo, tú también lo has hecho.

Todos mentimos y hay mentiras piadosas pero si tus gritos ya parecen alaridos es muy probable que estén a punto de cacharte en la movida y a nadie le gusta saber que su pareja está fingiendo.

Resulta que acrecentar el placer ajeno es el principal motivo que lleva a muchas mujeres a mentir, especialmente en la cama. Y es que aceptémoslo, los hombres y su ego necesitan muchos mimos. Además, de alguna manera, tu salud física y emocional también se ve beneficiada, es un asunto de ganar-ganar.

4 causas específicas, de acuerdo a la Universidad de Kansas, son las que llevan a una mujer a fingir un orgasmo:

La principal, sin duda, la ayudadita al autoestima del caballero. La segunda, acelerar el clímax de la pareja; ya te cansaste, tienes algo que hacer o sencillamente ya no lo estás disfrutando, el acto debe terminar; la tercera, evitarle a la pareja inseguridades (que cuando se trata de la cama son muchas) y, cuarta y última, generar y generarte morbo, se trata de ponerle un poco de sal y pimienta al momento.

Y aunque fingir un orgasmo pareciera ahora estar “justificado”, hacerlo sin morir en el intento no es tarea sencilla, existen un montón de funciones naturales que tu cuerpo no está dispuesto a cumplir solo por enmascarar un momento de “satisfacción”. Las pupilas dilatadas, la ruborización, la lubricación y la contracción de las fibras musculares no son reacciones fáciles de provocar, de hecho, regularmente es imposible si tu organismo no está preparado. Por eso, en el mejor de los casos, deja de fingir orgasmos.

Habla con tu pareja, pide y se te dará. Acuérdate que al que no habla su pareja no lo oye. Además, quizá estés perdiendo más tiempo fingiendo el clímax que lo que invertirías en alcanzarlo (y ahora sí, a gritar como se debe).

 

 

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